Antonio Roldán

Obra inédita

Cantares y coplas

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Cantares y más cantares.
El que canta por la vida
va desechando sus males.

Quiero dormir y no duermo,
quiero vivir y no vivo,
quiero morir y no muero.

Caminito, caminando.
Todo aquel que no camina
atrás se viene quedando.

No quites mi luz, Señor,
porque si la luz me quitas
¿para qué quiero la flor?

¡Qué malita fue su suerte,
iba buscando la vida
y se encontró con la muerte!


¿Para qué quieres que cante,
si mis coplas son de pena
y no las comprende nadie?

En el caminito estoy,
sin saber de donde vengo
ni saber a donde voy.

Yo como para vivir
y bebo para olvidar,
no pienso por no sufrir
y duermo para soñar.

¡Qué triste mi caminar
por las calles silenciosas,
cuando se para la vida,
cuando se duermen las rosas!

Si alguno te pide, da,
que luego irás cosechando
lo que acabas de sembrar.

¡Pena de la pena mía!
¿Por qué tendré tanta pena
si yo pena no tenía?

¡Qué poquito que valía
si por tan poco dinero
a cualquiera se vendía!

Ven y cántame, jilguero,
que en mi triste soledad
me está matando el silencio.

No presumas tanto, niña,
de tus dotes y primores,
que cuando llega el otoño
se secan todas las flores.

En las horas largas
de crudos inviernos,
de recuerdos tristes
nacieron mis versos.

Lloramos cuando nacemos
y lloran cuando morimos.
Si en la vida todo es llanto
¿por qué a la vida venimos?

En la fuente de la vida
todos beben al nacer,
y cuando al fin nos morimos
nos vamos muertos de sed.

Camino, camino largo,
el camino de la vida
¡qué camino más amargo!

Con mi guitarra, mi vino,
mi tabaco y mi mujer,
se terminaron las penas
que yo pudiera tener.

¡Qué caminito tan largo,
cuando queremos llegar
y nunca estamos llegando!

Tú te fumabas un puro
y yo apuré la colilla.
Ahora que yo me lo fumo
tú me enciendes la cerilla.

Caminos tiene la vida
que marcan nuestro destino,
pero es preciso saber
cuál será el mejor camino.

Si las aves despiertan
cantan al alba.
Desgraciado es el hombre
que nunca canta.

Traigo coplas cultivadas
en el fondo de mi pecho.
No me obligues a cantarlas,
porque prefiero el silencio.

Caminito, caminito
que vas subiendo hacia el cielo
para subir a la cumbre
¡qué camino más estrecho!

Vagaba mi pensamiento
como el corcho sobre el agua,
como la pluma en el viento.

Le dijo al Rey la pastora:
por todo el oro del mundo
no quisiera tu corona.

Los grillos del campo
cantan a coro.
como no tengo a nadie
canto yo solo.

Yo solo quiero tener
un sillón bajo la parra,
pan tierno para comer
y agüita fresca en la jarra.

Ásperos son los caminos
que en nuestra vida encontramos.
Si no allanamos los mismos
mucho más tarde llegamos.

Una copita de vino
y de tapa una sonrisa,
se deben tomar a gusto
cuando no se tiene prisa.

El ritmo va en los bordones,
en la prima, melodía.
Así nuestros corazones
vienen marcando la vida.

Mi madre me lo decía:
Si te enamoras de noche
te arrepentirás de día.