Antonio Roldán

Obra inédita

Cantares y coplas

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Sobre la ostra dormida
una lágrima cayó
y en perla se convirtió.
Ahora se luce, prendida
en la corona de un Dios.
Escrita en la partitura de "Lágrima"

Por los caminos del mar,
va mi barquito velero
y llevo de capitana
a la mujer que yo quiero.

Cayóse la luna al mar,
y entre cuatro sirenas
la volvieron a sacar.

Caminito, caminero,
por los caminos del mar
viene mi barco velero.

Juegan con las caracolas
las sirenitas del mar,
y cuando llegan las olas
se van y las dejan solas
para que puedan jugar.

Aquel barquito velero
que va cruzando la mar,
es una paloma blanca
que quiso echar a volar.

Castillitos de arena
rompen las olas,
cuando costas y playas
se quedan solas.

Tengo que hacer un palacio
con arena de los mares,
para encerrar tus caprichos
y dejar presos mis males.

No te importe que yo pase
despierto la noche entera,
siendo tú mi capitana,
yo seré tu centinela.

Por el mar van los veleros
y las barcas por el río.
Yo navego por tu pecho
y tú lo harás por el mío.

Que no quiero que le pongan
a mi barco velas blancas,
que mi corazón se ha muerto
y llevo luto en el alma.

La barquita que yo tengo
no tiene palo ni vela,
con el remo la acaricio
y ella va siempre que vuela.

Una estrella se cayó
en medio del mar azul,
y por eso a las sirenas
ya nos les falta la luz.

Capitanita valiente:
El barco que más querías
se lo llevó la corriente.

Se fue la paloma al mar,
pero le dio miedo el agua
y se volvió al palomar.

Se fueron los barcos
por otros lugares.
Los viejos marinos
saben los caminos
de todos los mares.

La vi a la orilla del mar
esperando una sirena
que la enseñara a cantar.

Cuando las sirenas cantan
se quedan quietas las olas
y el eco de sus cantares
se escucha en las caracolas.

Va mi barca por el mar
lo mismo que las palomas
cuando van al palomar.

Volando sobre las olas
las golondrinas venían,
y si ellas se cansaban,
cuando los barcos pasaban
en los palos se subían.

 

Pescador que vas tirando
del copo por las arenas:
¡Qué poco fruto es el tuyo
después de tantas faenas!

Ven conmigo a navegar,
capitana de mi barco,
que tú lo vas a mandar
cuando crucemos el charco.

Tiré una coplilla al mar,
por ver si alguna sirena
me la quería cantar.

Por el mar vuelven los barcos
que se fueron a pescar,
unos llenos de alegría
y otros llenos de pesar
por lo poco que traían.

Tú querías caracolas,
y para verte feliz
al mar yo se las pedí
y me las dio con las olas.

Cuando pasan los veleros
siempre cantan las sirenas,
y, en medio de las faenas,
contestan los marineros.

En las arenas del mar
pintando estuve un te quiero,
mas el agua que llegaba,
a su paso lo borraba
sin dejar ni su recuerdo.

La barca en que navegaba
se la dejó a la deriva,
pero vendrá un timonel
para que el rumbo prosiga.

Un velero trajo el viento,
con todas las velas rotas
y los marineros muertos.

Cuando la barca se aleja,
no sabe si volverá
hasta la playa que deja.

Contrabandista en el mar,
contrabandista en la tierra.
En el mar con mi barquilla,
con mi jaquilla en la sierra.

La barca del pescador
quedó varada en la arena.
El pescador no volvió
porque de lejos oyó
el canto de una sirena.

¡Que no la pude encontrar,
cuando a buscarla venía
por la orillita del mar!

El aire mueve los mares
y al barco lo mueve el mar.
Tus ojos mueven mi sangre
nada más que con mirar.

Y se callaron las olas
cuando allá lejos, muy lejos,
cantaban las caracolas.

Capitana de mis mares,
si las mareas me arrastran
búscame por esos mares.

Una luz sobre una barca
y una barca sobre el mar,
y en la barca un marinero
que siempre cantando va.

Por los mares van los barcos
con las velas extendidas,
y yo voy sin esperanzas
por los mares de la vida.